miércoles, 25 de marzo de 2009

El concierto de Santana en el Auditorio Telmex

Como yo no fui, aquí les comparto la reseña que publicó El Informador (http://www.informador.com.mx/entretenimiento/2009/89265/6/carlos-santana-impone-su-sonido.htm) sobre el concierto de Santana anoche en el Auditorio Telmex:





Carlos Santana impone su sonido


Santana entregó un energético concierto en el que abarrotó el Auditorio Telmex.



EL INFORMADOR. A. GARCÍA


Una noche de emociones y nostalgia hizo reunir a 11 mil 500 personas para escuchar al músico jalisciense en el Auditorio Telmex


GUADALAJARA, JALISCO.- Como si no hubiera pasado nunca el tiempo. Como si todavía fuera Woodstock, aquel mítico festival roquero donde un desconocido guitarrista de Autlán, Jalisco, se subió al escenario y maravilló a todo el mundo. Era Carlos Santana, quien desde entonces, le dio voz a la guitarra.


Mucho ha pasado por la vida de este jalisciense desde entonces. Premios Grammy, reconocimientos, recaídas, triunfos y fracasos se agolpan en su agenda. Ayer, por primera vez en décadas, volvió a pisar un escenario tapatío. Vino a gritar a los cuatro vientos que hay que vivir la vida al máximo.


La llegada

Los recuerdos comenzaron a aflorar desde el mismo lobby. Cientos de fanáticos platicaban del pasado, de los momentos construidos a base de los guitarreos suaves de Carlos Santana. El reencuentro con su tierra no sólo representaba algo especial para el artista, sino también para la sólida y sobre todo fiel base de seguidores que pacientemente aguardó el momento para volver a saludarlo sobre el escenario.Roqueros de antaño que ahora lucen trajeados, hippies de 60 años pero con alma de 20; señoras de cabellos grises que recuerdan cuando en la prepa, al encender el radio escucharon Black Magic Woman. Así, con nostalgia, suspiros y sonrisas nerviosas lucía el lobby del Auditorio Telmex. Cuando las luces del recinto se apagaron se encontraban expectantes 11 mil 500 personas.


Con el alma en la guitarra

Aplausos desde el escenario y debajo de él. Una figura enfundada en riguroso traje blanco sale del fondo, el sombrero ancho y las gafas negras no dejan duda, es Santana, acompañado por una guitarra verde. La locura se apodera del Auditorio desde ese momento, y cuando en medio de su presentación hace un sampleo del himno de Guadalajara, el recinto se cae en exclamaciones. El escenario es sencillo. Una pantalla enorme es la única decoración. Los músicos del guitarrista se encargarán de vestir el resto. La andanada de temas comienza: Da le yaleo, Curación y Soul sacrificie, Vive la vida, Samba pa’ ti.


“¿Cómo estamos Jalisco? Siento una energía muy calmada -expresó Santana a los 30 minutos de comenzado el concierto-. Gracias a ustedes por su presencia, es un honor estar en esta tierra mía”.Espiritual como siempre se ha caracterizado, Santana afirmó que “lo mejor para nosotros todavía está por llegar”, antes de lanzar una plegaria por todas las damas. “En este mundo, sin mujeres y sin música no quiero estar”, e inmediatamente interpretó María, tema con el que todo el público se levantó de sus asientos.


Abre la conciencia

Santana sacó a relucir su lado polémico al pedir una mayor apertura en el tema de las drogas, un asunto que, a su juicio, le está costando mucha paz y vidas a México. El público celebró sus ideas y hasta hubo quien jocosamente consideró que el artista debería lanzarse para gobernador. Santana pidió a todos que repitieran con él la frase: “Tu luz es sólo lo que veo”, y prosiguió el concierto.


El cierre llegó cargado de energía con temas como Black Magic Woman, Smooth, pero la sorpresa fue mayor cuando en el encore apareció Alex González, baterista de Maná, para tomar la batería en el tema La bamba y Corazón espinado. Posteriormente Santana tocó Jingo, y agradeció la entrega del público tapatío.


Lo que se vio


• Al público de las primeras filas que aprovecharon las ocasiones en que Santana se sentaba al borde del escenario para tomarse una foto cerca de él.


• A la gente entrando apuradamente, y es que el concierto fue tan puntual, que no hubo ni tercera llamada.


• Una manta que decía “Santana, orgullo de Autlán”, que fue pasada en el graderío.


• A dos niñas subir al escenario en una de las últimas canciones de la noche para bailar Corazón espinado.

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