sábado, 18 de febrero de 2017

Elogio del Callejón del Vicio



El Callejón del Vicio, también llamado “del Gusto” o “de la Alegría” por los modositos y tiquismiquis, es ya la última expresión verdaderamente popular del Carnaval de Autlán y en su brevísimo tiempo de vida se ha convertido en uno de los núcleos de esta fiesta, casi tan importante como la plaza de toros y más que cualquiera de los salones en los que se celebran los bailes populares llamados recibimientos. Podría cerrarse algún salón y no pasará nada, pero que se cierren la plaza o el Callejón el pueblo no lo consentiría jamás.
Y no exagero: la plaza Alberto Balderas conserva la relevancia que se ha ganado por tradición y por ser el escenario de las actividades taurinas, que conforman la identidad del Carnaval de Autlán. Pero el Callejón tiene la importancia que la gente le ha dado como punto de reunión para vivir el Carnaval, con todas las implicaciones de transgresión e inversión de la realidad cotidiana (aunque sean simbólicas y temporales) y de relajamiento de las convenciones sociales de que carecen los demás espacios en los que tienen lugar las actividades carnavalescas.
Esta característica, si existió plenamente alguna vez, lo fue en los bailes populares organizados por los gremios originales, a los que la gente podía llegar y disfrutar gratuitamente, lo que se perdió con la mercantilización del Carnaval a partir de la mitad del siglo XX.
Es cierto que tiene este callejón muchos aspectos negativos que es necesario atender: contaminación de toda clase (auditiva y olfativa entre las más graves), trastorno de la vialidad en todo el centro de Autlán al cerrarse a la circulación una de las calles principales, obstrucción de las actividades normales de la Cruz Roja, de una primaria y de un jardín de niños… pero el Callejón no puede ya ser eliminado ni modificado sustancialmente por decreto: el pueblo lo creó para atender una carencia del Carnaval, el pueblo le da vida y será el pueblo el que, cuando deje de ser atractivo o útil, lo abandonará.

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